Innumerable ejército de Espíritus formado,que osaron oponerse a su dominio,prefiriéndome, su más grande poder al poder adverso enfrentaron en dudosa batalla en los campos del Cielo,haciendo temblar su trono.¿Qué importa que perdieramos el campo? No todo está perdido, nos queda el ánimo invencible,el proyecto de venganza,el odio inmortal,y el valor que jamás cede o se somete:¿qué otra cosa significa el no haber vencido?
jueves, octubre 19, 2006
En la soledad...
Dentro de los rostros de la diosa, trece anillos dorados pendían de sus oídos y dos coronas en la mano derecha.Te busco y no existes, ya no más en mi mundo, desapareciste, robaste parte de mi alma y la dejaste en un lugar que sólo tú conoces.No me importó mucho la tierra, ni la luna pero la prefiero y ambos sabemos por qué y aún así no dejo de pensar en ti.La luna de Octubre está roja. Mi mente vuela por los laberintos de tu rostro y de la diosa y me pierdo en mis sueños contigo; los cuervos no dejan de volar y el morador de las tinieblas aletea sus viejas alas para encontrarme perdido y viajando sin sentido en un alcázar edificado en las nubes de las islas siniestras y marcadas por el símbolo de gnar.En la arena, la dulce diosa se ha perdido para siempre y sigo buscándola en mis sueños como si nunca la hubiera perdido. Te amo francamente, infantilmente te amo y te busco y no existes en esta luna de Octubre, y te recuerdo como si no hubieran pasado los años, como si nunca te hubiera perdido en aquel verano de mil vientos y malas experiencias, de doce tormentas y una noche, la noche infernal y celestial en la que se juntaron todas las noches de todos los tiempos y se fueron para no volver a fluir. y te extraño y hace viento y tiempo que te busco y no existen; y dentro de los rostros de la diosa, un anillo cuelga de sus oídos y me muero sin tenerte, pensándote como un extraño que alguna vez se enamoró de ti y te dijo adiós hace tiempo, mañana no recordaras quién era, ni siquiera un nombre, una vista ni un pensamiento y me muero, y el devorador de las sombras me persigue, roba mi pasado como si recibiera una orden de ti, como si quisiera que te buscara y tú no existieras más que en mis sueños cuando te beso y te vas caminando, eso sí, recitándole a Díos, que duelo o que dueles que te extraño como si en verdad hubieses existido, como si te buscara.
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